martes, 8 de diciembre de 2015

Ojeras

Tormenta


(Imagen: En la red)

Sobre sus patas retorcidas iba recorrienndo las montañas.

jueves, 22 de octubre de 2015

lunes, 21 de septiembre de 2015

Huérfanos




                                                       (Imagen: En la red) 



Amor eterno

"¡Cuánta fuerza y que poca puntería!", pensó mientras esbozaba en el lienzo las parejas de ancianos que se sentaban, aún cogiéndose de la mano, en los bancos de aquella tarde en El Retiro. "Increíble. Tiene que ser una farsa: ella, alta como una jirafa, y él minúsculo a su lado (parecen las once y diez); él, esbelto como un fideo, y ella, una oronda pelota (un diez claramente marcado); ella, una cotorra, y él, mudo (la radio encendida)..." Su corazón roto se aceleró desacompasado. Recogió con rabia el caballete cuando asomó la primera lágrima. Cupido tenía que ser miope.

martes, 25 de agosto de 2015

OJERAS

                               Punto de vista de un ángel de la guarda.

                                                                                   (Imagen: Juan Fuente)

Huérfanos

Bueno, este este es otro de esos disparos que se da uno en el pie. Dedicado a un consurso con vibraciones quijotescas y que no dejó buen sabor de boca en el jurado. Ellos se lo pierden.


El suceso de Almodóvar del Campo

El inspector Quijano, acompañado por el agente Sánchez, llega a la escena del crimen. El cadáver presenta una herida inciso-contusa en su costado izquierdo, de donde ha manado una sangre blanquecina y seca que se extiende por el piso. En sus brazos se producen espasmos, a pesar de la extrema rigidez del cuerpo: es un caso extraño. Para intentar ordenar ideas, salen a pasear. Caminan mecánicamente, en silencio, y, atraídos por los productos del escaparate, entran en una panadería de la calle Toril. El día es fresco, pero dentro la calidez parece poseerles a través de los aromas. En el techo, un ventilador se mueve con una descarada pereza, y compran unos seductores panecillos maquillados de harina. Al salir, el inspector  recuerda la boca cerrada con llave de la víctima, y empieza a encajar las piezas. Regresan al teatro municipal y, tras cerciorarse, convocan a las autoridades en la plaza Mayor.

—Señores, no nos confundamos. La muerte que estamos investigando no es la de un gigante: solo se trata de un molino.

Se levanta una niebla de sorpresa y aplausos. Los prohombres se preguntan cómo no han podido darse cuenta antes de algo tan evidente. Se escuchan algunos vítores. 

—Entonces no ha habido asesinato, Sr. Quijano.
—Elemental, querido Sánchez.


                                                     (Imagen: En la red) 

Por otra parte otro de mis esquejillos sí ha tenido una pizca de suerte y ha resultado seleccionado para publicación en el mismo certamen. Uno entre cuarenta, aunque me consta que no ha quedado mal colocado. Menos da una pìedra en cada ojo.

Para algún curiosón intrépido dejo enlace: http://enalgunlugardelamancha.com/el-desertor-de-la-razon/

miércoles, 1 de julio de 2015

Huérfanos

He aqui otro relato que no ha llegado a puerto. Lo he recogido de las aguas y lo deposito en este cementerio: Lo cierto es que el pobre nunca aspiró a mucho, humilde él. Veamos que nos cuenta:



El bosque sueña

Y al despertar recuerda, trayendo un mundo difuso a este lado del amanecer. Como si hubiera viajado y al regreso sus ramas tuviesen matices extraños brillando en las hojas. O un aroma mágico que no debe existir.
Una lluvia con sabor a mar vistió las primeras horas de la mañana, que va transcurriendo hipnotizada por la rutina: no hay días con marcas especiales en el calendario de la vida. El sonido de los pájaros parece un mañana de mercado, en el que el sonido del bullicio parece poder verse a simple vista sobre la gente. La luz cercana al mediodía queda presa en la telaraña de hojas de las copas, y en la penumbra a los duendes les resulta fácil esconderse entre la maleza. Desde allí observan a los urogallos correr, y tras ellos a un par de trasgos; que quizás deseen capturar alguno para usarlo como montura. Unos pasos como montañas convierten la distancia en fruslería, y los truenos en cascabeles. Un gigante, enamorado, viene arrancando hayas, preguntándose entre suspiros por qué serán tan pequeños los pétalos de las margaritas.


            

(Imagen: En la red)