martes, 11 de noviembre de 2014

Anécdotas de mi saco



                                                  (Foto: Eva García)

Afinidad

Su casa era granate y sus pecas hacían juego con su melena pelirroja y sus labios de carmín.  Entre vestidos bermellones anidaba en su muñeca una guirnalda de rubíes. Se ponía fácilmente colorada y sus ojos eran gotas de vino tinto. Varias veces cada día su cuarto de llenaba de hojas: era otoño.

2 comentarios:

  1. Mas puesto colorá, como mi alcenipón. Bienvenido a la vida, espero que no hibernes hasta el próximo noviembre otra vez. Bicos.

    ResponderEliminar
  2. Había ganas de otoño veo, je je.
    Celebro volver a leerte amigo Barlon.
    Abrazos.

    ResponderEliminar